jueves, 23 de octubre de 2008

Tambor de mimbre




En el tambor de mimbre
está el mensaje.

En la proa de aquel barco
viaja el tambor.

La olas mojan,
sin borrar las palabras.

El olvido destiñe.

10/2002

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Prainha




Uma menina de praia
ten sempre cheiro de mar,
o tempo tudo
em tudas suas partes.
Nao e por isso que eu gosto de ella
adoro seu pranto
porque e salgado.


(Playita)

Una niña de playa
siempre tiene aroma de mar,
todo el tiempo
en todas sus partes.
No es por eso que ella me gusta
adoro su llanto
porque es salado.

Margaritas

I

Margarita blanca,
amarilla en el centro.
El viento, la lluvia y el sol
van a guiarte.
Nunca te harán daño,
nunca mas que yo.

II

En mi jardín
crecen margaritas,
voy a elegir de ellas
la de tallo más débil,
para poder cortarla
solo con mis dedos.

III

Las hojas brotan de luz verde
y reflejan vida.
La savia se olvida de las raíces.

Fin

Solo la agonía
hoy me acuna,
cuando el desvelo
fatiga al día.

Busco en la ventana
donde pega el sol tibio,
y donde solo encuentro
margaritas.

jueves, 24 de julio de 2008

Principiante





Estúpida araña
lo mataste.

Tu aguja desvirgó
la vena joven.

El espeso calor
te adoró.

Hoy,
tu boca dulce
y amargo el sexo

viernes, 11 de julio de 2008

Los Cukéros Dormidos


No soy el bien, no soy el mal; solo soy miedo, no todos los miedos, soy miedo de niños, que casi es como ser todos los miedos. Soy aquel que daba temor a ser olvidado en el colectivo, y por eso jamás te quedabas dormido allí, y el que podía cerrar la puerta del subte para separarte de la mano de tu padre, quedando así en una estación desconocida para siempre.
Soy árboles altos y arrugados, también el ropero gigante que te espió en tus tardes de fiebre. Soy medico, inyecciones, guarderías, colegios, maestras. Soy el tiburón que duerme en la profundidad del inodoro. Soy la incertidumbre de no saber cuando tus padres o tus hermanos se iran donde se fue la abuela.
Hijo de la soledad, padre de la cobardía, hermano de la oscuridad y primo del abandono me alimento de sus fantasías; pero no siempre todos los niños me temen, el valor y el coraje me ausentan, alguna vez me sucedió...
Era un angelito hecho niña, todo los niños son Ángeles, pero aquella brillaba en el sol de su felicidad que se reflejaba en los ojos redondos y grandes como su sonrisa. Las manos con dedos pequeños y finitos; infinitos e inquietos, no por nada su madre la llamaba “Moco Seco”, no recuerdo su nombre, si recuerdo bien donde dormía: era un cuarto pequeño, con una ventana desde donde se veían surcos de ropas tendidas y una escalera que caía hasta el patio de atrás del edificio vecino, tenía cortinas livianas como el revoque que se desprendía de las paredes, tres sillas, una mesa de formica y su cama, solo un pasillo y el baño, la separaban del cuarto de sus padres. Su madre colgaba por las tardes la ropa húmeda en las sillas bien cerca de la ventana. Noche tras noche yo invadía de terror ese cuarto, moldeando en esas prendas tendidas cuerpos sin vida que se desparramaban sentados inquietándola. “Moco Seco” enmudecía y miraba en la oscuridad con sus ojos bien abiertos y húmedos a aquellos cadáveres cukéros. Se moría de ganas de ir a la cama grande de sus padres, pero ella sabía que los cukéros no la dejarían ir y que no sería tan fácil conseguir ese alivio, luego se escudaba en sus sabanas hasta lograr que el sueño se la llevara. Fueron muchas las noches que asuste a esa niña, visitando con cukéros muertos su desvelo.
Hasta que una noche salió de sus sabanas protectoras, apoyo un pie en el piso frío y al mismo tiempo el otro, se paro erguida junto a su cama y mirando firme me enfrentó.- Señores cukéros, les juro que voy al baño y enseguida vuelvo- dijo llegando apenas con su cintura a la altura de la cama, y caminó segura y lenta, en dirección al baño, donde nunca llego, ya que en realidad fue directo al cuarto de sus padres. A la noche siguiente nos volvimos a ver, me mintió una vez más pidiendo disculpas, diciendo que fue al baño, pero su padre la llamó y todos los detalles y mentiras. Fue la ultima vez que la vi, semejante coraje a su edad me hizo sentir que nada más tenía que hacer en esa casa...

domingo, 6 de julio de 2008

Despertares


El sol filtrado por las cortinas y el ruido de la ciudad despertando, lo sacaron de un sueño profundo, que solo era así de profundo en esa hora de la mañana ya que durante toda la noche había estado en duermevela, girando en sabanas y disfrutando de tensionar violentamente sus piernas para sentir en ellas algo muy parecido al  dolor, en fin para sentir algo.

A pesar del sol tibio y de la brisa que lo protegían decidió no abrir los ojos, no era la primera vez que lo hacia, acostumbraba hace tiempo a permanecer con sus ojos sellados una vez despierto, y quedar largo rato allí en su mundo seguro. Él sabia que en el otro mundo, una vez que se levantara, seria muy frágil. Aquel mundo había sido  muy duro con él, y poco a poco se fue sintiendo débil, a tal punto de no poder enfrentarlo, era por eso que disfrutaba tanto sus sesiones a ojos cerrados, en la cama, con el sol, la brisa y los ruidos de una ciudad que mientras estaba allí, no lo lastimaría. 

Recuerdos, fantasías y reflexiones se proyectaban en la parte de atrás de sus párpados.

Pensó en el aire, en el aire marino, ese mismo aire que despabiló sus pestañas alguna vez en la playa, que despejo el cielo para que luego el sol curtiera de sal y de paz su cara. Pensó en el mar, en la marejada, en las olas, sintió el vértigo de elevarse y caer como cuando una ola pasa por debajo, escucho el canto de los caracoles idéntico al ruido del mar. Pensó en ella, la vio con el color bronce en la piel, con la juventud en la carne, la recorrió desde las uñas hasta el centro de su cuerpo, por un momento se sintió excitado, solo por un momento. Ya había pasado mucho tiempo. Imaginó: Cómo seria Europa?, y se vio él allí, en su Europa, porque no sabia como era Europa, trabajando allí, viviendo una experiencia diferente: el sueño del viajero dentro del sueño del despierto. Y después visualizo un mapa, desde arriba, como un pájaro, lo recorrió, como tantas veces lo había hecho, pero ahora con los ojos cerrados, ese vuelo de pájaro lo llevo a imaginar las nubes y las nubes el humo y el humo la noche, las noches vividas, intoxicadas, todo eso lo inquieto y tuvo que volver a pensar en el mar y en ella para calmarse, no por mucho tiempo, comenzo a pensar en su trabajo, en lo tarde que llegaría si continuaba con esa sesión a ojos cerrados, pensó en su jefe al cual no odiaba, pensó en su sueldo, en su escritorio lleno de problemas ajenos, imagino al cadete, recordó cuando él era cadete; vio a la jovencita de la recepción, pero dejo de mirarla antes de que ella lo descubriera. Pensó en los libros, en la televisión, en la gente amontonada en el colectivo, en las caras lagañosas y tristes, en sus semanas, en sus fines de semana, en sus días de vacaciones Y se encontró pensando en todo aquel mundo corrosivo del cual él quería escapar, por eso decidió abrir los ojos, pero no pudo.

 

 

miércoles, 18 de junio de 2008

Nubes


Nubes

Algunas nubes siamesas
saben de una espada,
no tan salomónica
del viento y la distancia cardinal

Lloraran igual.
Una,
donde brota el vino sabio.
La otra,
en la tierra primitiva.

Caño













Caño

Al despertar,
Un caño de metal
vertical ante mi.
Entre mis ojos
y la realidad.

Solo puedo moverme en circulos,.
alejarme y acercarme.
Jamas dejar de verlo,
ni desaparecer.

No quiere darme la luz
de una verdad,
sino dos.

Evidentemente













Levanto el vaso, trago el vino y todos supieron que era un borracho.
Pidió la cuenta, pago y tomo de prepo el ultimo vaso, que le quedo largo.
El frio y la calle le abrocharon el ultimo botón, Miro para dos lados, se refrego la nariz, sacudió una pierna y encaro la noche.