Levanto el vaso, trago el vino y todos supieron que era un borracho.
Pidió la cuenta, pago y tomo de prepo el ultimo vaso, que le quedo largo.
El frio y la calle le abrocharon el ultimo botón, Miro para dos lados, se refrego la nariz, sacudió una pierna y encaro la noche.
1 comentario:
Pasan los años y el estilo no ha muerto.
Gracias por este espacio necesario para nuestros espíritus, sombras de sifones terminados que no alcanzan ni la sombra del espíritu de un vino cualquiera.
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