domingo, 6 de julio de 2008

Despertares


El sol filtrado por las cortinas y el ruido de la ciudad despertando, lo sacaron de un sueño profundo, que solo era así de profundo en esa hora de la mañana ya que durante toda la noche había estado en duermevela, girando en sabanas y disfrutando de tensionar violentamente sus piernas para sentir en ellas algo muy parecido al  dolor, en fin para sentir algo.

A pesar del sol tibio y de la brisa que lo protegían decidió no abrir los ojos, no era la primera vez que lo hacia, acostumbraba hace tiempo a permanecer con sus ojos sellados una vez despierto, y quedar largo rato allí en su mundo seguro. Él sabia que en el otro mundo, una vez que se levantara, seria muy frágil. Aquel mundo había sido  muy duro con él, y poco a poco se fue sintiendo débil, a tal punto de no poder enfrentarlo, era por eso que disfrutaba tanto sus sesiones a ojos cerrados, en la cama, con el sol, la brisa y los ruidos de una ciudad que mientras estaba allí, no lo lastimaría. 

Recuerdos, fantasías y reflexiones se proyectaban en la parte de atrás de sus párpados.

Pensó en el aire, en el aire marino, ese mismo aire que despabiló sus pestañas alguna vez en la playa, que despejo el cielo para que luego el sol curtiera de sal y de paz su cara. Pensó en el mar, en la marejada, en las olas, sintió el vértigo de elevarse y caer como cuando una ola pasa por debajo, escucho el canto de los caracoles idéntico al ruido del mar. Pensó en ella, la vio con el color bronce en la piel, con la juventud en la carne, la recorrió desde las uñas hasta el centro de su cuerpo, por un momento se sintió excitado, solo por un momento. Ya había pasado mucho tiempo. Imaginó: Cómo seria Europa?, y se vio él allí, en su Europa, porque no sabia como era Europa, trabajando allí, viviendo una experiencia diferente: el sueño del viajero dentro del sueño del despierto. Y después visualizo un mapa, desde arriba, como un pájaro, lo recorrió, como tantas veces lo había hecho, pero ahora con los ojos cerrados, ese vuelo de pájaro lo llevo a imaginar las nubes y las nubes el humo y el humo la noche, las noches vividas, intoxicadas, todo eso lo inquieto y tuvo que volver a pensar en el mar y en ella para calmarse, no por mucho tiempo, comenzo a pensar en su trabajo, en lo tarde que llegaría si continuaba con esa sesión a ojos cerrados, pensó en su jefe al cual no odiaba, pensó en su sueldo, en su escritorio lleno de problemas ajenos, imagino al cadete, recordó cuando él era cadete; vio a la jovencita de la recepción, pero dejo de mirarla antes de que ella lo descubriera. Pensó en los libros, en la televisión, en la gente amontonada en el colectivo, en las caras lagañosas y tristes, en sus semanas, en sus fines de semana, en sus días de vacaciones Y se encontró pensando en todo aquel mundo corrosivo del cual él quería escapar, por eso decidió abrir los ojos, pero no pudo.

 

 

1 comentario:

Casandro dijo...

Toscas nubes de color borra de vino infamarán el cielo.
Amanecerá
en mis párpados apretados.

(Borges, final de "Insomnio")